Tengo una relación ambigua con el fracaso. Por un lado, me reconozco como fan acérrimo, básicamente porque, aunque sus tarifas son caras, no hay mejor profesor. Por otro lado, el fracaso en sí no es productivo, lo es el procesado de este. La digestión, es lo que marca la diferencia entre un fracaso productivo y un fracaso sin más.
Hay gente que va de fracaso en fracaso sin extraer ningún tipo de conclusión ni aprendizaje, y eso es tan dañino como ir de éxito en éxito. Como se suele decir, hay gente que tiene quince años de experiencia y gente que ha repetido quince veces el mismo año.
El fracaso es una palabra que suele tener una connotación negativa, pero que también puede ser una fuente de aprendizaje, motivación y oportunidad. Fracasar no significa rendirse, sino enfrentarse a un desafío que nos pone a prueba y nos hace crecer. Fracasar no implica perder, sino ganar experiencia, conocimiento y sabiduría. Fracasar no es una condena, sino una invitación a reflexionar, a mejorar y a intentarlo de nuevo.
El fracaso es una realidad inevitable en la vida de cualquier persona que se proponga metas y sueños. Sin embargo, el fracaso no tiene por qué ser visto como algo negativo, sino como una oportunidad de aprender y mejorar. Existen varios escenarios positivos que se pueden extraer de un fracaso, tales como:
- El fracaso nos ayuda a tener una perspectiva más amplia y realista de nuestras capacidades, fortalezas y debilidades. Nos permite conocer nuestros límites, pero también nuestros potenciales. Nos hace más humildes, pero también más confiados. Nos hace más conscientes de lo que podemos mejorar, pero también de lo que hemos logrado.
- El fracaso nos impulsa a esforzarnos más y a superarnos a nosotros mismos. Nos motiva a buscar nuevas formas de hacer las cosas, a innovar y a crear. Nos reta a salir de nuestra zona de confort, a asumir riesgos y a enfrentar nuestros miedos. Nos hace más resilientes, pero también más creativos.
- El fracaso nos abre nuevas puertas y oportunidades. Nos permite probar cosas nuevas, explorar diferentes vías y descubrir nuevos horizontes. Nos ayuda a identificar lo que realmente queremos, lo que nos apasiona y lo que nos hace felices. Nos hace más flexibles, pero también más decididos.
Un libro excelente sobre el fracaso es El lado positivo del fracaso: “Cómo convertir los errores en puentes hacia el éxito” de John Maxwell. Este libro busca enseñar al lector cómo enfrentar el fracaso y superarlo, a través de principios claros y pasos prácticos. Algunos de los puntos principales del libro son:
- El fracaso es una realidad inevitable en la vida de cualquier persona que se proponga metas y sueños, pero no tiene por qué ser visto como algo negativo, sino como una oportunidad de aprender y mejorar.
- La diferencia entre la persona promedio y los triunfadores es el concepto que tiene del fracaso y cómo lo enfrenta. El autor nos dice que si somos como era él, nunca estamos preparado para afrontar el fracaso. Pero ha aprendido a hacer del fracaso un amigo y puede enseñarnos a hacer lo mismo.
- El libro ofrece quince pasos para que lleguemos a ser triunfadores, entre los que se encuentran: dominar el miedo, acabar con las fallas, desarrollar estrategias, buscar el consejo de otros, cambiar la actitud, perseverar, etc.
- El libro también incluye historias reales de personas que han superado el fracaso y han alcanzado el éxito, como Abraham Lincoln, Thomas Edison, Walt Disney, entre otros
En conclusión, el fracaso no es la clave del éxito, como muchos defienden, pero sí es un elemento necesario y positivo en el camino hacia el éxito. El fracaso es una forma de aprender, de crecer y de avanzar. El fracaso es una oportunidad, no un obstáculo.
De Jobs me interesa mucho más su historia de fracaso que su historia de redención. Una persona con su ego y su psicopatía manifestada en reiteradas ocasiones es capaz de procesar y digerir los aprendizajes humillantes para darle la vuelta a una situación desesperada.
Eso es fracasar como es debido.
Como dice Scott Adams, solo necesitas triunfar una vez.