Cuando un empresario supera los 50, y especialmente a partir de los 60 años, es normal que empiece a plantearse el relevo al frente del negocio.
En algunos casos están cansados tras muchos años de esfuerzo y quieren disfrutar de lo que han conseguido, en otros la empresa se ha estancado y no se ven capaces de ponerse al día con las sucesivas oleadas tecnológicas…
El caso es que muchos boomers empresarios, que son mayoría en las empresas de nuestro país por un tema generacional, fantasean con dejarlo, pero no saben bien cómo hacerlo.
Es habitual que los hijos e hijas de esos empresarios no quieran hacerse cargo de la empresa, porque son demasiado jóvenes aún, porque tienen otros intereses, o porque no tienen el hambre necesaria para enfrentarse al reto que supone dirigir la empresa de papá. No digamos ya de reconvertirla para volver a competir y crecer.
Siempre es posible dejar la empresa en manos de gestores profesionales y retirarse a disfrutar de los dividendos… pero eso no es para todos. Y en muchos casos el reto es complicado, porque son empresas escasamente digitalizadas que han perdido competitividad, y necesitan un revulsivo.
Esas empresas en busca de recambio suponen una oportunidad de oro para muchos emprendedores jóvenes en busca de proyecto. Si eres espabilado, tienes los conocimientos necesarios para dirigir compañías del siglo XXI, y tienes conocimientos digitales y de innovación, eres el candidato perfecto para revitalizar una de estas empresas.
Pensadlo: son empresas con clientes, un mercado y una demanda reales, una marca potente en muchos casos, equipo con muchos años de experiencia… y muchas ineficiencias y posibilidades de mejora gracias a la tecnología y la innovación eficiente.
Conozco personalmente varios casos de emprendedores que han comprado compañías tradicionales pequeñas, y solo con digitalización de algunas áreas y procesos más eficientes han multiplicado los ingresos y subido los márgenes de forma espectacular, y en cuestión de meses o pocos años.
Me diréis que para eso hace falta tener pasta… pero ni eso, en algunos casos han apalancado la compra con deuda bancaria y algún colateral. Y es que muchas de estas empresas tienen valoraciones muy razonables, debido a su estancamiento: tienen márgenes reducidos y no crecen o incluso decrecen, y por eso la valoración es baja, con múltiplos de X5 Ebitda o incluso menos.
No son pocos los que, metiendo tecnología y digitalización, consiguen ventas posteriores a valoraciones X10.
De cómo encontrar este tipo de empresas, cómo abordar su adquisición, o del modelo de los “search funds” que trabajan precisamente con este tipo de compañías, hablaremos más adelante en futuras entregas de la serie.